UNIDAD TEMÁTICA
Nº I
LÓGICA
I INTRODUCCIÓN
1.2. Definición de lógica.
El uso extendido de la palabra
“lógica” en el lenguaje de la vida
cotidiana ha hecho que dicho término haya asumido cierta vaguedad. Para
precisarlo veamos los siguientes ejemplos:
·
El alumno ha dado una respuesta lógica.
·
Lo que dice el funcionario carece de coherencia lógica.
·
Los argumentos que se utilizaron en el juicio fueron lógicamente sustentados.
En estos enunciados la
palabra lógica se ha utilizado para significar: ser
previsible, ser o no contradictorio, estar fundamentado. En todos los casos lo
que se destaca es la propiedad de que
haya (o no) vinculaciones o conexiones
entre las diferentes partes del discurso, para que el resultado al que
se llega sea consecuencia de las
afirmaciones que lo preceden. En suma,
que sea racionalmente comprensible.
Lo que le interesa a la Lógica, y por lo tanto constituye su problema
central, es determinar si es correcto el proceso de ensamblamiento de las afirmaciones de base que se utilizaron para llegar a la
conclusión, o sea si el orden o forma del razonamiento es correcto o
incorrecto.
En consecuencia se ocupa de
los métodos y técnicas tendientes a determinar si la conclusión se deriva de
las afirmaciones usadas como punto de partida o premisas; analiza la coherencia
interna de los argumentos y la corrección de los nexos utilizados y establece
principios y reglas que le permiten
demostrar la validez , o no, de las formas
de razonamiento.
Todo conocimiento busca
establecer nexos y relaciones entre sus entidades para llegar a determinar leyes o principios que describan la realidad.
Como la lógica analiza de que manera se deben establecer estas relaciones y
cuales son los principios y reglas que
permiten obtener razonamientos
correctos, se vincula, entonces, con todo sistema cognoscitivo. Y esto hace que
sus principios sean la base tanto de la filosofía como de las ciencias
positivas. Como dice J. Maritain
(Introducción a la Filosofía, Ed.
Club de Lectores, Bs.As., 1997 ) “ la Lógica estudia a la razón como instrumento del
conocimiento.”
La lógica nace con
Aristóteles en el siglo IV a. de C. y es
el primer método científico, en tanto que establece las condiciones para
que el pensamiento llegue a verdades universales y necesarias. En este sentido
en el Organon ( Ed. Porrua, Mexico, 1997)
dice que lo que da tal certeza es la demostración , que se apoya en una
determinada forma de pensar que es el razonamiento silogístico, que permite dar razón o explicar la causa
de lo que se afirma como consecuencia.
Con posterioridad a Aristóteles, pero dentro de la misma línea, la lógica recibió
importantes aportes en la baja
Edad Media a través del pensamiento
árabe y judío y en especial de la Escolástica. En esta etapa no sólo se
analizan los métodos para determinar la corrección formal sino que, el primer
planteamiento corresponde a la clasificación del contenido del pensamiento. El pensamiento
está formado por ideas, que están compuestas de la comprensión y de la reproducción o imagen de lo que se ha percibido. Se trasmiten en
palabras. En el pensamiento se deben
señalar dos aspectos: la imagen
propiamente dicha que reproduce figurativamente lo percibido en la realidad a
través de la sensación (por ejemplo, de la idea de “perro” la imagen es la
figura de los perros percibidos); y la idea como concepto o sea como la abstracción de las
cualidades específicas que permiten determinar lo que cada cosa es
(por ejemplo, “perro”: es un mamífero carnicero, doméstico, de fino olfato,
y con figura y pelaje variado). La imagen corresponde a un ente individual y determinado, en cambio
la idea como concepto deja de lado lo
particular para indicar lo genérico y por lo tanto, puede aplicarse a una pluralidad de objetos:
a todos aquellos que contengan las especificaciones determinadas por ella. En este sentido se
puede aplicar la idea de perro a
cualquier raza y aun imaginar razas
inexistentes. La idea, que pertenece al pensamiento, abarca lo universal pero
se manifiesta en la realidad, o sea en
la existencia, de un modo
individual. El conocimiento opera con las ideas y la verdad
se funda en su origen empírico porque su base es una experiencia de la
realidad. “ Las ideas son la semejanza interna de las cosas mediante la cual se
nos representan éstas de tal modo que
nos sea posible razonar sobre ellas ( y por consiguiente adquirir la ciencia);
las imágenes son la representación interna de las cosas mediante la cual éstas
se nos representan tal como nos las ha
mostrado anteriormente la experiencia sensible. Las palabras dan a entender o
significan directamente las ideas, evocando las imágenes al mismo tiempo.” (J.
Maritain, op.cit.).
A mediados del siglo pasado, en concordancia con gran desarrollo científico que excedía los
límites de la lógica aristotélica, surgen nuevas corrientes y sistemas formales de validación del conocimiento,
llamados lógica simbólica, lógica matemática o simplemente lógica moderna.
Comprende los principios de la lógica tradicional
aristotélica pero amplía las formas
de razonamiento ateniéndose a la estructura
del lenguaje y dejando a las
distintas ciencias la determinación de
la verdad de sus conceptos y enunciados.
1.2. Elementos de la Lógica.
Los elementos con los que
trabaja la Lógica son el concepto, el juicio o proposición y el
razonamiento
El concepto es la capitación
intelectual de ciertas notas características de un ente o de una clase de
objetos y se trasmite a través de términos.
Lo designado por un concepto puede ser
cualquier tipo de entidad ya sea real (física o psíquica) ideal o imaginaria.
Por ejemplo: tarde, dolor, número, sirena.
Cuando se refiere a un individuo se denomina individual, como “María”,
y cuando corresponde a un conjunto
general, como “población”. Al
afirmar algo acerca de un objeto hay
ciertas propiedades que determinan lo que es, o sea
lo que hace que corresponda a un determinado objeto. Por
ejemplo, que “el gato sea un animal
mamífero y felino”. Se denominan
cualidades esenciales.
Pero hay otras propiedades que solo indican cómo es el objeto, por ejemplo:
que el gato sea blanco, negro o gris.
Poseer o no estas propiedades no determina su esencia. Se denominan cualidades accidentales.
Se comprende un concepto
cuando se conoce el significado de las propiedades que le corresponde. Los
conceptos se refieren a entes, la cantidad de entes que se correspondan a un
concepto se denomina extensión de ese concepto . A mayor extensión, que implica
mayor cantidad de propiedades,
hay menor comprensión y viceversa. Por ejemplo, “ave” que es un concepto
general (ya que corresponde a un género) tiene mayor extensión que
“canario” que es una especie del mismo, y
su comprensión abarca menos
propiedades. Sin embargo esta diferencia de extensión sirve para definir
conceptos señalando los géneros próximos
y las diferencias específicas. Por
ejemplo: “canario es un ave, (género
próximo) de color generalmente amarillo,
de canto fuerte y armonioso (diferencia específica).”
La definición es una
explicación del significado y límites de
los términos. Es la que determina la comprensión de los conceptos. Se define, como ya se expuso, por género
proximo y diferencia específica; también
por los accidentes: “es el
canario de plumas blancas y amarillas”; o por su génesis: “la superficie esférica es la superficie engendrada por
una semi circunferencia que gira alrededor de su diámetro”; o por convención
(definiciones teóricas) como el concepto
de “masa” o “tiempo” en física; o por la
función que cumplen: “Brújula es un instrumento que sirve para orientarse
hacia el norte”.
La definición evita la confusión
que surge de la ambigüedad o pluralidad de significados, aclara la vaguedad o imprecisión del lenguaje
y permite establecer las funciones
lingüísticas que utiliza el hablan
Los conceptos no son ni
verdaderos ni falsos, solo nombran:
Juan, mesa, árbol. Solo son verdaderos o falsos los juicios o proposiciones. Un juicio
es una relación entre conceptos que afirma algo de algo. Tambien se puede
definir como una oración enunciativa que
informa algo que puede ser verdadero o falso, entendiendo como tal que tenga, o no , un corrrelato en la realidad.
Por ejemplo: Juan es alto, Hay una mesa, Los árboles en
invierno no tienen hojas.
Toda proposición es una oración
pero no toda oración es una proposición. Solo lo son las oraciones enunciativas
o declarativas. No son proposiciones la preguntas, las órdenes, los ruegos, las
manifestaciones de estado de ánimo y toda expresión que no sea informativa.
Estas oraciones son atendibles pero no son ni verdaderas ni falsas.
La lógica tradicional ha establecido la siguiente clasificación de los juicios o proposiciones:
·
Las proposiciones pueden diferir
según la cantidad a que hacen
referencia: si el predicado se atribuye a todos los individuos del sujeto se
denomina universal como “Todos los hombres son mamíferos”.
Si a una parte, o por lo menos a uno, particular: “Algunos hombres son simpáticos”.
Y si se atribuye a un
individuo determinado, individual o singular como “María es simpática.”
Las diferencias cuantitativas se
marcan en general por adverbios de cantidad como todo, algún, ningún, nada o algunos pronombres indeterminados como cualquier o ciertos. Los artículos,
tanto determinados como
indeterminados, que se refieren a clases
o géneros tienen valor universal; pero si lo hacen en sentido colectivo su
valor es particular. Así un gato es un
felino es universal, mientras que un
gato es blanco es particular.
·
También difieren por la cualidad del enunciado, que puede ser afirmativo o negativo, según se
establezca compatibilidad o incompatibilidad entre sujeto y predicado. Según
Aristóteles “ la afirmación es un enunciado que atribuye una cosa a otra; la
negación es la enunciación que separa
una cosa de otra”. (Organon, cap. 1, Ed.. Porrúa, México, 1997.)
·
Según la relación entre los términos se denominan:
Disyuntivas si hay una alternativa entre ambos: Estudio o trabajo.
Hipotéticas
o condicionales cuando hay una
condición: Si estudio, aprobaré.
Categóricas que son las proposiciones independientes, que afirman o
niegan sin condiciones ni alternativas, tal como: La mesa es
ovalada.
·
Según la modalidad en la relación
entre sujeto y predicado, que comprenden:
Asertóricos cuando se
enuncia una relación de hecho, efectiva: El reloj es verde.
Apodícticos cuando se enuncia una relación necesaria o forzosa: El
producto de dos números
naturales es necesariamente un número natural.
Problemáticos cuando se enuncia una relación posible o probable: Es
posible que consiga trabajo.
Como ya se definió, las proposiciones
categóricas afirman algo de algo, o sea que predican algo de un sujeto. El
sujeto S y el predicado P están siempre relacionados
por algún tiempo del verbo ser (la cópula), y por lo tanto, cualquiera sea el
contenido o significación conceptual, su estructura es la forma S es
P. Aristóteles propone cuatro juicios categóricos relacionando la cantidad y la cualidad. Se
denominan formas típicas de juicios
categóricos:
·
Universal afirmativa o juicio “A”:
Todo S es P (Todos los tigres son felinos)
·
Universal negativa o
juicio “E”: Ningún S es P (Ningún avaro es feliz)
·
Particular afirmativa o juicio
“I”: Algún S es P
(Algún gato es negro)
·
Particular negativa o
juicio “O”: Algún S no es P
(Algún gato no es negro)
Un razonamiento es un conjunto de proposiciones o juicios ordenados de manera tal que uno de ellos, llamado conclusión surge
o se infiere de otro u otros llamados premisas. Las premisas son
los puntos de partida que sirven de fundamento a la conclusión que se enuncia en base a las primeras.
El razonamiento es un tipo de pensamiento pero, no abarca todas sus
posibilidades. Pensamos cuando recordamos hechos o situaciones, cuando
planeamos lo que haremos en un futuro, cuando conceptualizamos lo que sentimos
o vemos, pero sólo razonamos cuando ordenamos nuestros juicios de manera tal
que nos permitan extraer una conclusión, para obtener un nuevo conocimiento o
para validar afirmaciones o hipótesis.
El razonamiento es un tipo específico de pensamiento, determinado
por poseer un orden, una forma o
una estructura tal, que en base a
la misma se llegue a inferir una conclusión como consecuencia
necesaria del orden dado a la (o las) premisas.
Los términos “premisa” o “conclusión” son relativos a la función que
esas proposiciones cumplen en la estructura del razonamiento. Una misma proposición
puede ser premisa en un razonamiento y conclusión en otro. Asimismo, su
posición u orden no es fijo: la conclusión puede estar al final, al principio o
intercalada entre las premisas.
Para llegar a un conocimiento verdadero no basta con partir de
afirmaciones verdaderas, hace falta que las mismas estén bien ordenadas. El
orden dado a los razonamientos se denomina forma
del razonamiento. Como este orden se
puede aplicar a cualquier contenido se lo expresa a través de símbolos que
indican las relaciones entre los juicios y los conceptos. En el siguiente
ejemplo se muestra esta relación:
Razonamiento:
Forma del razonamiento:
Todo argentino es sudamericano. Todo A es S.
Todo tucumano es argentino. Todo T
es A.
Todo tucumano es
sudamericano. Todo T es S
Todo razonamiento que se ordene de la misma manera tendrá la misma
forma, independientemente del significado de los juicios. La función de la Lógica, como ciencia
formal, es determinar la forma del razonamiento para ver si es
correcta o no. Para ello, y a partir de Aristóteles, se han analizado distintas
formas y se determinaron reglas, principios y métodos que permiten verificar
cuando una forma es correcta o sea válida,
o incorrecta, inválida.
La forma de un razonamiento no es ni verdadera ni falsa, esto sólo
corresponde a los juicios o proposiciones. La forma es válida o inválida.
También se determina como verdad lógica
pero teniendo presente que no corresponde a la afirmación de existencia sino de
corrección formal. Una forma es válida cuando las premisas implican lógicamente a la conclusión, la cual se deduce necesariamente de las mismas. Es decir, que el orden dado a las
premisas hace que siempre y necesariamente
surja una determinada forma de conclusión. En este sentido la validez de una forma de
razonamiento tiene valor universal. Aunque la forma no sea ni verdadera ni
falsa, ya que puede recibir cualquier
contenido, sin embargo guarda la siguiente relación con la verdad del conocimiento: si una forma es válida y sus premisas son verdaderas, necesariamente
será verdadera la conclusión.
En síntesis, una forma de
razonamiento es válida cuando es imposible que haya algún ejemplo de
sustitución de premisas con esa forma que, partiendo de premisas verdaderas,
llegue a una conclusión falsa. Por lo tanto, si la forma es válida, toda
sustitución que posea premisas verdaderas obtendrá, necesariamente, una
conclusión verdadera. En
cambio, los razonamientos de forma
inválida nunca garantizan el valor de verdad de la conclusión: puede haber razonamientos de forma inválida con premisas verdaderas que lleguen a conclusiones tanto verdaderas como falsas; y con premisas
falsas que también arriben a conclusiones tanto verdaderas como
falsas. Si el razonamiento no sigue un
correcto orden, el resultado es siempre
incierto.
Validez y verdad son dos conceptos diferentes que no se implican
mutuamente, ya que puede haber
razonamientos de forma válida que, por poseer premisas falsas, lleguen tanto a
conclusiones falsas como verdaderas, y
puede haber razonamientos de forma inválida que arriben a conclusiones
verdaderas. Se pueden comparar estos dos elementos con la construcción de un edificio: el cálculo de los materiales y
dimensiones corresponde a la forma del razonamiento, mientras que los
materiales utilizados al contenido de
las proposiciones. Que el cálculo esté
bien hecho (forma válida) no implica que el material utilizado sea de
buena (verdad) o mala (falsedad) calidad.
¿Cual es entonces la importancia del análisis de la validez o invalidez
de la forma?. La razón es que, sólo si se unen ambos aspectos (validez y
verdad) el resultado a que se llegue es necesariamente verdadero.
1.3. Clasificación de los
razonamientos
Los razonamientos se clasifican en deductivos
y no deductivos. Los razonamientos deductivos son aquellos donde la conclusión se deduce
necesariamente de las premisas en virtud de su forma. Aristóteles decía que van de lo general a lo
particular y en este sentido hacen explícito en la conclusión lo que ya de algún
modo está dicho en las premisas. Hay distintos tipos de razonamientos
deductivos en relación a las proposiciones utilizadas. Por ejemplo: Silogismos categóricos que están compuestos por proposiciones
categóricas.
·
Todo lo
extenso es divisible, todo átomo
es extenso. Luego, todo átomo
es divisible.
·
Todos los estudiantes saben
leer, Felipe es estudiante, por lo tanto Felipe sabe leer.
Silogismos hipotéticos y
disyuntivos que están compuestos por proposiciones
hipotéticas o disyuntivas:
·
Si es responsable entonces responderá la carta.
Si responde la carta,
solucionaremos el problema. De manera que, si es responsable, entonces solucionaremos el problema.
·
Si digo la verdad, seré honesto. Si miento seré deshonesto. Pero
o diré la verdad o mentiré.
De modo que seré honesto o deshonesto.
Los razonamientos no deductivos son aquellos donde la
conclusión no se desprende en forma concluyente de las premisas; el resultado
no surge de la forma sino de la coherencia de los contenidos. En este sentido
no podemos decir que sean ni válidos ni inválidos y consecuentemente la
conclusión nunca es necesariamente verdadera sino siempre probable. Van a ser
mejores o peores según el grado de probabilidad
que el contenido de sus premisas
otorguen a sus conclusiones para
que éstas sean verdaderas. Aristóteles decía que van de lo particular a lo
general y en este sentido la conclusión va más allá de lo que dicen la
premisas.
Se dividen en inductivos por enumeración o por analogía. Los primeros buscan llegar a
una conclusión determinada acerca de un
hecho o de una clase de hechos partiendo de la enumeración de otros hechos. O
sea, en base a un conjunto de
afirmaciones sobre situaciones o hechos particulares se arriba a una conclusión
general o “generalización inductiva.” Por ejemplo:
·
Los caramelos dañan la dentadura. Los bombones
dañan la dentadura. El dulce de
leche daña la dentadura. Por lo tanto, todos los dulces dañan la dentadura.
·
Cuando Raúl estuvo internado los
médicos lo revisaban sin preocuparse si sus
manos frías lo molestaban; las enfermeras lo sacudían y lo pinchaban
con inyecciones. Es por esto que
toda vez que ve un delantal blanco tiene miedo.
La analogía es un caso especial, el más simple de inducción. Parte de
la similitud entre dos o más cosas, en uno o más aspectos, para concluir en la
similitud en algún otro aspecto. En un razonamiento por analogía se parte de
premisas singulares o particulares para
llegar a una conclusión también singular o particular. Por ejemplo:
·
Mi hermana que tiene 40 años
padece de insomnio y mi prima que tiene 42 también. Por lo tanto cuando yo
tenga esa edad tendré insomnio.
·
Gabi se atendió con el doctor Pérez y solucionó
sus problemas. Vanesa fue al mismo médico y también obtuvo buenos resultados.
Yamile, que también fue, quedó muy contenta de los resultados. De modo que iré
a ver ese médico porque es seguro que
me curará.
En los razonamientos inductivos,
tanto por enumeración como analógicos, la adición de más premisas puede
aumentar la probabilidad de que la conclusión sea verdadera, mientras que en
los deductivos éstas resultan superfluas.
Para poder reconocer los razonamientos es necesario identificar sus premisas y
su conclusión. Como a veces su
identificación no es fácil se recurre a
ciertas palabras que los introducen,
llamadas términos derivativos.
Los más comunes para conclusión son por
lo tanto, luego, en consecuencia, se deduce que, etc., y para premisas ya que, porque, puesto que, como, pues, dado
que, etc., que siempre se anteponen
a los mismos.
Sin embargo, no siempre el uso de estos términos determina un
razonamiento. Para que así suceda su significación debe tener un estricto
sentido lógico, o sea que se constituya en
fundamento de la verdad de otra
proposición que surge como su consecuencia.
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