miércoles, 15 de agosto de 2012

La ética

FABIANA MARTINEZ
INTRODUCCION



“La ética es lo opuesto a la declamación, es “reclamación”. Te reclama una conducta ante el otro. Para ello es menester que el otro, ante tu conciencia, exista y que ambos, tú y el otro, sean parte de una trama histórica mayor, que los obligue a responder”se” recíprocamente” (1) La ética es la prevalencia del “re” (reactualización de la ética acorde a lo coyuntural). Esto por intermedio de normas que rigen entre nosotros en la vida social.
Cada uno de nosotros tenemos un YO ético, una singularidad, una opción fundamental. ¿Cómo podremos entonces como profesionales de ayuda, trabajar con el YO ético del otro, quien ya ha construido una escala de valores dentro de su nivel individual? ¿Cómo evitar caer en la cultura intelectual, o en aquello que nos dicta la teoría? ¿O cómo intentar la ruptura con aquello que nos viene establecido por las pautas de nuestra profesión ante otro que se presenta ante nosotros con todo su bagaje ético individual, que es su experiencia de vida?
Para intentar responder en forma constructiva estas inquietudes, plantearé una dinámica de taller en dos momentos: individual y grupal, que permita confrontarnos como profesionales a diferentes dilemas éticos.

(1) Barylko, Jaime, Ëtica Para Argentinos. Ed Aguilar, 1998



DESARROLLO
UNO Y LOS OTROS
¿Quién no se ha preguntado alguna vez qué es la ética? Y quien se lo haya respondido, ¿será conciente de que ética y moral son conceptos diferentes? La ética refiere al estudio de los hechos morales en forma científica y la moral, cuya etiología es de origen griego, es aplicable a cada sociedad, a cada tiempo y desde ahí hace sus principios, que son relativos.
El logro de la armonía es, en definitiva, el sentido al que está vinculado la eticidad de una persona, concepto en el cual están relacionados la ética, asociada a la dignidad humana y la estética, que remite a lo bello y lo armonioso. En cuanto al rol profesional la ética implica la persona, la sociedad y sus reglas.
En el nivel individual, cada persona tiene una escala de valores que se corresponden con su opción fundamental, teniendo en cuenta que un valor no “es” sino que “vale” en relación al individuo. Estos valores definen y dan sentido a nuestros actos. La opción fundamental marca el ideal supremo de nuestra vida y define nuestro ser moral en su aspiración fundamental que es la felicidad. La felicidad posible para Aristóteles era responder: Quién es sabio? El hombre feliz. ¿Quién es feliz? El autosuficiente, el independiente y esa independencia lo acerca a Dios. Porque Dios es acto puro, nada ajeno puede moverlo, hacerlo cambiar. De la misma manera el hombre el hombre sabio es feliz porque es él mismo en cuanto mantiene una actitud contemplativa y se dedica a la verdad suprema que es una.
Por otro lado, no hay acto humano que no se dé en un contexto de libre elección, expresión de un ser personal y esta es una manera de poner en acto la opción fundamental. La libertad es la condición imprescindible para la ética. Una persona se compromete con sus valores cuando los ha elegido libremente. De este modo, actúa de manera responsable. Posee una norma interna con la cual comprende el sentido de sus actos, tomando siempre como referencia su opción fundamental.
La dignidad reside en la libertad y, de todos los mitos del pasado, este sobrevive aún y es el único que nos sostiene. Esta libertad da lugar a la presencia de los personajes más encumbrados y a los criminales que andan sueltos por las calles y a otros, igualmente criminales, pero mejor vestidos. De manera que, este abanico de ”libertades” es aquel que cotidianamente debemos enfrentar y confrontar con nuestros propios valores.
Si la opción fundamental existe y es libre y congruente con nosotros mismos y nuestras acciones, serán también armónicas en su eticidad.
Si abordamos el plano grupal, como podría ser en este caso una asociación de profesionales de ayuda, encontraremos los valores éticos en el nivel más alto y, si bien los valores son relativos al contexto temporal – cultural, a las circunstancias, Etc…la vida humana es el valor que se ha privilegiado en cualquier sociedad, ya que la máxima aspiración es VIVIR. De este concepto dependen los demás valores que son los que hacen que la vida sea digna. Así las asociaciones de profesionales definen en su Código de Ética con claridad, el ideal que, justamente, sustenta su ética ante sí mismo y a través de sus actos. Ubicarnos dentro del Humanismo y su modelo de hombre nos permite establecer los Principios Morales de Autonomía, Beneficencia y Justicia, que son el definitiva aquellos que perseguimos en la relación de ayuda: la responsabilidad de animar a nuestros consultantes a ejercer su capacidad de elegir libremente según sus propios valores, promover su bienestar y considerar y respetar a todos de la misma manera, sin discriminación.
Las bases en las que se asientan las normas que sustentan a las profesiones de ayuda son la Veracidad (verdad, autenticidad), Fidelidad (encuadre, respeto por los acuerdos o contratos) y Confidencialidad (secreto profesional, excepto cuando esté en riego la vida del consultante o terceros).

PONER EN JUEGO EL DEBER
Sentido del deber: “El hombre es más que la ley”. El Sentido del deber implica estar obligado a algo por alguna ley divina o moral. Consiste en una fuerza imperiosa y ordenativa que se desprende de la conexión entre el bien supremo del hombre, su perfección y la conducta.
El deber existe cuando hay un bien supremo que deseamos alcanzar. El cumplimiento del deber por el deber mismo no tiene sentido. Mis deberes principales son aquellos que dependen del valor o del bien más sublime que hay en mi vida.
Sentido de las leyes o normas morales: La ley es la expresión formal de un deber con carácter general, permanente y obligatorio. Es la norma exterior, objetiva de la moralidad. El valor de la ley no reside en si misma, sino que tiene una finalidad, busca un bien. En consecuencia la ley es expresión, que brota de un valor moral.
Santo Tomás de Aquino manifiesta, que la ley es una ordenación racional encaminada al bien común, promulgada por quien tiene autoridad.
Según las doctrinas religiosas, la ley moral indica al hombre las reglas de conducta que no le alejan de Dios.
Ley Positiva y Ley Natural: La ley positiva pretende un bien para las personas a las cuales están dirigidas. El hombre discierne mediante la razón el bien, el mal, la verdad y la mentira.
La ley natural comprende disposiciones obtenidas de naturaleza humana dirigida hacia su propia perfección. (Conservación de la vida, amor a la familia, etc.)
La liberación de la Ley es una dimensión del ser personal. El hombre libre busca el espíritu de la ley, busca la perfección, vivifica el espíritu.
Una persona con conciencia moral no responde a la Ley sino a su espíritu, por el valor que esta defiende y que guarda relación de sentido con su vida. Cuando el valor coincide, se establece la armonía entre lo que dicta la ley y la conciencia moral.
¿DEONTOLOGÍA O ETICA PROFESIONAL?
La Deontología Profesional se refiere al estudio y conocimiento de los deberes profesionales y, por lo tanto, a su cumplimiento.
Hoy en día y, acorde a lo desarrollado con anterioridad es pertinente la utilización del término Ética Profesional, que refiere a las responsabilidades morales del rol del counselor y de lo que el cliente espera y exige de su relación con el profesional
La Deontología Profesional se corresponde con el paradigma de la modernidad, del deber ser y el análisis cuantitativo. Representa un modelo de causa efecto, lógico, predecible y analítico.
La Ética Profesional se centra en la relación y en la responsabilidad del hombre, se corresponde con un modelo de hombre comprometido, con valores propios y conciencia moral, libre y capaz de responder al espíritu de la ley y no a su letra. Representa el paradigma de la Posmodernidad. Supera lo lineal porque incluye la multicausalidad. Su epistemología se vuelve impredecible y sólo la confianza puede abrazar su incertidumbre.
Según en qué paradigma estemos parados seremos sujetos u objetos.
CONCLUSIONES
El enfoque de la ética que se propone, suprime el discurso. Va hacia la moral, la práctica de la vida, de ahí infiere los principios.
Nadie debe explicarnos nada, ni demostrar nada. Con mostrar, basta.
La ética es concreción de acciones, a favor de la vida, del entendimiento, de la paz, de la justicia, eso es el bien. Si las acciones no apoyan los valores mencionados en la concreta realidad que se juega entre ”nos-otros” son “In-morales”, van contra la ética y deben ser re-prochadas, re-probadas
Desde este modelo, cada uno puede encontrar su mundo, el que puede modificar y por eso lo hace suyo: ese es el logro de la autonomía.
Como la rosa que cultivó el Principito, el mundo está lleno de rosas, pero la que tienes en la mano o en tu jardín es tuya porque así lo quisiste y eres responsable por ella. Ese acto de responsabilidad que deviene de tu opción fundamental.
Según el actualizado Código de Ética del Counselor, la responsabilidad de nuestro trabajo se basa en el respeto al valor y dignidad humanos y a los derechos que de ellos se desprenden. Los profesionales deben apoyar y defender el bienestar de sus consultantes.

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