martes, 14 de agosto de 2012

Cómo manejar el estrés personal

“Cómo manejar el estrés personal”
Carlos Garabaya
Introducción
Para iniciar este trabajo considero pertinente escoger una definición del estrés, tema que hemos de abordar seguidamente. El Dr. Richard Lázarus (1966) define el estrés como “el resultado de la relación entre el individuo y el entorno, evaluado por aquél como amenazante, que desborda sus recursos y pone en peligro su bienestar”.
Como Counselors, nuestro ejercicio profesional nos lleva a tratar con personas. Muchas de ellas pasan por alguna crisis vital, algún dolor, alguna angustia, o ansiedad. Nuestra tarea es involucrarnos con ellos, acercarnos, abrir el ámbito de nuestros afectos, emociones, pensamientos. Vamos, por así decirlo, al encuentro de un otro que experimenta alguna encrucijada existencial. El hecho mismo de acercarnos hace que lo que le ocurre a nuestro consultante nos invada, nos toque, nos involucre, nos interese.
Cuando el profesional cae en una sobre-exigencia, es decir, sobrepasa sus propios límites de capacidad, responsabilidad, de afecto, el estrés se hace presente fatigándolo de manera tal que hace que sus esfuerzos de ayuda se vuelvan ineficaces y se transformen en una “herida” física y emocional para él.
El presente trabajo tendrá como objetivo definir el estrés, advertir acerca de sus señales, indicar algunas de sus fuentes de origen, mostrar las consecuencias que puede acarrear en el ejercicio de la profesión y en la vida personal del Counselor, finalmente, proponer algunas maneras de prevenir sus efectos.
“Estrés”: Definición
Viene del griego: “stringere”, que significa “provocar tensión”. El Dr. Hans Selye, pionero en investigaciones sobre el estrés, lo define como “una respuesta corporal no específica ante cualquier demanda que se le haga al organismo, cuando la demanda externa excede los recursos disponibles.”
La organización mundial de la Salud lo define como: “el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara al organismo para la acción.”
El Dr. Hans Selye descubre tres fases:
a) Una fase de alarma donde la reacción es en respuesta a un estresor que activa el sistema nervioso autónomo.
b) Una fase de resistencia, mientras el cuerpo se aclimata y ajusta al factor estrés.
c) Una fase de fatiga que, si persiste, puede llevar a la enfermedad y a la muerte.
Tipos de estrés:
a) Eutrés: es el estrés positivo, aquel que impacta como un desafío y brinda el impulso para alcanzar las metas deseadas.
b) Distrés: Es el estrés normal que excede su condición de impulso para convertirse en algo perjudicial para la salud.
c) Estrés físico y mental: Es aquel que se manifiesta como fatiga o cansancio físico y también tiene manifestaciones de carácter mental.
d) Estrés agudo: producto de una agresión intensa ya sea física o emocional- puede causar la aparición de úlceras hemorrágicas o trastornos cardiovasculares.
e) Estrés crónico: Es aquel que se prolonga en el tiempo. Puede darse por una exposición prolongada y continua a factores estresantes externos o por condiciones internas crónicas que no se modifican.
f) Distrés por sub-estimulación: Es el producido por una pasividad extrema o reposo excesivo que termina generando un malestar persistente.
El síndrome de “burn – out”.
El Lic. Javier Martin Camacho presenta algunas definiciones del “burn out” en su trabajo monográfico “Sobre el síndrome del “burn out” o de estar quemado” (2003):
“Una respuesta a una tensión emocional crónica, caracterizada por la fatiga emociona, y/o física, una disminución marcada en la productividad y un desinterés por los clientes y colaboradores” (Perlman y Hartman 1982)
Cuando el estrés o “burn out” se produce se presentan síntomas de tipo cognitivo, afectivo, conductual, físico y relacional. El profesional ve afectadas todas las áreas de su personalidad y experimenta una sensación de agotamiento extremo.
Señales de estrés
Irritabilidad / Estar exhausto emocionalmente / Sentimientos de soledad / Abuso de alcohol o drogas / Reducción de la efectividad personal / Indecisión / Patrones de trabajo compulsivos / Cambios drásticos de conducta / Marcado aburrimiento y desinterés / Fatiga crónica / Aumento de conflictos interpersonales.
Bennet, Bryant, VanderBos y Greenwood (1990) sugieren las siguientes preguntas que pueden ser de ayuda para discernir el impacto del estrés personal:
¿Ignora usted sus problemas? ¿Ha aprendido a usar técnicas para manejar el estrés? ¿Está dispuesto a tomar cuidado de sus necesidades personales? ¿Escucha a su familia, amigos y colegas cuando le dicen que el estrés lo está visitando? ¿Considera buscar ayuda cuando advierte estos signos de estrés?
Fuentes de estrés
Las fuentes u orígenes del estrés pueden venir tanto del consultante como del profesional de la ayuda.
1. Conductas del consultante que pueden afectar al Counselor.
 Declaraciones suicidas.
 Enojo hacia el consejero, hostilidad.
 Clientes muy deprimidos.
 Terminación prematura de la terapia.
 Apatía o pérdida de motivación.
2. Fuentes propias.
 Error al admitir un número inusual de clientes.
 Sentirse incómodo con el aconsejado.
 Dudar acerca del valor de la terapia.
 Conflictos profesionales con colegas.
 Sobre-identificación con los clientes.
 Incapacidad para “cerrar” los asuntos laborales al finalizar cada jornada.
 Sentir atracción sexual por el aconsejado.
Deutsch (1984) distingue tres creencias que son las más estresantes para el profesional:
1. “Debería trabajar siempre a mi máximo nivel de entusiasmo y competencia”.
2. “Debería ser capaz de arreglármelas con cualquier persona en las emergencias que surgen”.
3. “Debería ser capaz de ayudar a cada persona”.
Consecuencias del estrés en la vida y el ejercicio profesional
Dice Stadler (1990) “los consejeros afectados han perdido la habilidad de manejar eventos estresantes. Ellos no pueden funcionar profesionalmente. Estos consejeros, a quienes los conflictos internos son activados por los aconsejados, pueden responder por medio de tratar de estabilizarse a ellos mismos mas que facilitando el crecimiento de sus aconsejados”.
Algunas características de deterioro o perjuicio profesional:
 Una frágil autoestima.
 Dificultad para establecer intimidad con otros.
 Aislamiento profesional.
 La necesidad de rescatar a sus aconsejados.
 Necesidad de reasegurar su atracción personal.
 Abuso de sustancias.
 Pérdida de la empatía.
 Soledad.
 Pobres habilidades sociales.
Prevención y tratamiento del estrés
a) Psicoterapia personal. La terapia le proporciona al profesional un espacio ideal para conocerse y autoevaluarse. El counselor mismo es su herramienta de trabajo, mas allá de su orientación, escuela y técnica. Un profesional sano puede ayudar eficazmente a sus consultantes.
b) Cuidado médico. El profesional de la ayuda debe cuidar su salud corporal. La necesidad de chequeos médicos permanentes le prevendrán de los golpes circunstanciales de los estresores.
c) Compromiso interpersonal. La familia, los amigos, deben contarse entre las medidas mas eficaces para remediar el estrés, permiten el desahogo y la distracción necesaria, además de combatir los efectos del agotamiento.
d) Interacción profesional. El compartir con los colegas, asistir a talleres y congresos, participar de reuniones informales con otros profesionales le servirán de contención y estímulo al compartir experiencias comunes.
e) Auto-atención. Cuidarse uno mismo. Establecer límites claros con los pacientes, realizar ejercicios físicos, actividades recreativas, son actividades útiles y necesarias que permiten recuperar energías tanto físicas como mentales.
f) Reducción del estrés laboral. Es importante tener control sobre el propio trabajo, ya sea limitando la cantidad de clientes a atender, o dosificando las actividades concomitantes, como la docencia, la supervisión, la escritura y otras actividades de índole profesional.
Conclusión
La herramienta principal de trabajo de un Counselor es su persona. Si partimos de esta inferencia será obvia nuestra conclusión: debemos cuidar nuestro organismo de una manera holística. Desde una mirada ética y deontológica, dicho cuidado tiene un beneficio bivalente: para el profesional y para el consultante.
Los efectos de un trabajo excesivo, sobre-exigente, han sido detallados en el presente trabajo. Personalmente he experimentado las consecuencias del “estar quemado” en el ministerio pastoral y puedo reconocer cierto descuido y olvido de mis responsabilidades de cuidado para conmigo mismo. Será importante, entonces, tomar debida conciencia, primero, de nuestra conformación holística u organísmica, para entonces buscar la ayuda terapéutica eficaz e indispensable, y la propia ayuda, aquello que denominamos “auto-cuidado” y que tantas veces relegamos en pro de un servicio más “consagrado” y “dedicado”. De allí que sea importante no confundir nuestros límites y responsabilidades, evitando caer en pensamientos de omnipotencia, perfeccionismo o destaque personal.
Trabajamos con personas y no con ángeles. Maravillosa profesión, la de encontrarnos con otros que viven y sienten como nosotros, pero también, desafiante tarea, la de ofrecer ayuda a través de nuestra persona, abierta y expuesta a una crisis ajena que se instala sin pedir permiso en nuestras vidas.
Evitar la soledad, buscar la ayuda de otros profesionales más experientes, ejercer la necesaria recreación, el ocio, el descanso, la distracción; serán sin duda acciones que realimentaran nuestras energías gastadas y nos posibilitarán un ejercicio profesional más eficaz, más duradero y satisfactorio.

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