INSTITUTO JUAN AMOS COMENIO
“ETICA Y DEONTOLOGIA PROFESIONAL”
“La Persona del Counselor”
Docente: Lic. Ana Graciela KELLEYIAN
Alumna: Alicia Susana ANCAROLA
Fecha: 14/12/2010
3ER. AÑO CICLO 2010
INTRODUCCION
El Counseling, como la mayoría de las profesiones, se encuentra delimitado dentro del marco propio de su Código de Ética basado en un sistema de valores, y por el cual el counselor en forma responsable, deberá proceder en consecuencia, y en virtud a su eje ético personal durante el desarrollo de su profesión.
Como orientador en esta carrera, es un profesional formado para brindar ayuda psicológica y despliegue de las potencialidades a aquellas personas que no posean psicopatologías durante cualquier etapa de sus vidas.
La integración en la formación de disciplinas tales como filosofía, psicología, educación y psicodrama, entre otras, hacen del counseling una profesión única que permite a los profesionales usar un abordaje multidimensional que atiende holísticamente las necesidades de los consultantes. Este proceso destinado a individuos, parejas, familias, grupos y organizaciones, está encuadrado dentro de un marco:
actitudinal
dialogal
relacional
empático
incondicional
auténtico
El formar parte de una sociedad lo relaciona directamente con cada uno de los sistemas que la componen y con sus más cercanos, como el de su familia, parientes y amigos, por lo cual su despliegue profesional se verá afectado por todas estas relaciones. Si bien su máxima responsabilidad deberá ser para la persona que acude en busca de sus servicios profesionales, también tendrá que contemplar obligaciones para con la familia y parientes de ésta; para con su propia empresa o superior, profesión, con la sociedad en general y, finalmente para consigo mismo.
“La persona del Counselor en la relación de ayuda”:
Al aceptar a un consultante, el counselor entiende que está trabajando con una persona sana y con plena disponibilidad de su potencial psicológico, y su tarea de ayuda se centrará fundamentalmente en que la persona pueda encontrar la forma de utilizar ese potencial para resolver sus problemas. Es en estos términos que el counselor puede actuar como importante factor en la prevención de la psicopatología y promoción de la salud mental. Es fundamental para el profesional el establecimiento de una relación de ayuda con su consultante y “ser” una persona psicoafectivamente capaz de interaccionar sanamente con éste, y poseer un estado de madurez afectivo indispensable para poder ejercer como tal en la sociedad.
Es importante que el terapeuta tenga conciencia que, los defectos de su propia personalidad, pueden obrar en desmedro en su apreciación de otros o distorsionar su relación con ellos. Aquellos que han atravesado situaciones problemáticas severas y las han resuelto favorablemente, suelen estar muy capacitados para ayudar a otros. Asimismo sus propias dificultades pueden cegarlo u ocultarle ciertos problemas, impidiendo de este modo llegar a comprender lo que dice el consultante.
”Su necesidad de entrenamiento”:
El entrenamiento de su profesión ayudará al individuo a conseguir la clara compresión de sus necesidades y el efecto de su orientación, obteniendo fuentes de satisfacción al respecto para no verse tentado a usar a sus consultantes como tales.
Deberá ser óptima la condición física a la hora del encuentro con el otro, ya que la escucha atenta requiere de un estado de “estar alerta”.
El sentido de auto-respeto y autoestima son tan importantes como el poder llegar a reconocer los propios errores frente a sí mismo y frente al consultante.
A lo largo de todo el proceso de capacitación de la carrera, en cada componente de la formación, y en el posterior desarrollo de la profesión, todo terapeuta deberá contar de manera presente con sus valores éticos.
El facilitador deberá poder percibir y describir la problemática planteada por el consultante detallando el caso de forma objetiva, considerando la diversidad de componentes y variables que puedan intervenir en él para poder llegar a una resolución factible, haciendo especial hincapié en los valores, principios y normas éticas.
La función ética más importante debe ser la de estar preparado para capacitar de manera idónea al consultante, para conseguir la independencia y la habilidad de responsabilizarse de sí mismo y de sus actos, alcanzando su propia meta.
“Su relación con la profesión”:
Otra de las responsabilidades que deberá tener en cuenta, es la estrictamente relacionada con la profesión, en lo relacionado a sostener pautas elevadas de trabajo que incluyen la elección de técnicas que a veces también implican al individuo, valorando la competencia e integridad, más que la eficiencia o el éxito temporal.
Debe estar capacitado profesionalmente de una manera adecuada, contando con determinada experiencia práctica o mediante una experiencia supervisada, lo cual incluiría además, el reconocimiento de sus propias limitaciones, negándose a las prácticas que superen el propio nivel de competencia.
Tiene que representar a su profesión de manera tal que no pierda prestigio ante los individuos o frente al público en general; evitar la crítica de los métodos abordados por otras profesiones, pero a su vez está obligado a denunciar cualquier práctica no profesional o carente de ética.
Si fuera necesario para el tratamiento contactar a alguna de las personas que conforman el entorno del consultante, el terapeuta deberá estar autorizado debidamente por el mismo, exceptuando la situación extrema en que exista un peligro o riesgo inminentes.
La confidencialidad es una de las condiciones más extremas que debe mantener el terapeuta en responsabilidad a su paciente, pero en el caso de ser necesario traspasarla, se deberá realizar después de una cuidadosa y minuciosa deliberación y, cuando algún individuo o la sociedad estén en peligro inminente.
Si bien la información confidencial puede discutirse con otros profesionales y bajo determinadas circunstancias, siempre es conveniente solicitar el permiso correspondiente de la persona para utilizar la información. Asimismo, si la información confidencial fuera usada en contra de esta persona, el profesional deberá prevenirla al respecto.
Trabajando en un ámbito organizacional, el profesional deberá ser responsable para con las autoridades de la misma y, en el caso de no estar de acuerdo con los lineamientos o directivas, deberá considerar la posibilidad de presentar su renuncia.
Más allá de la responsabilidades para con los individuos y grupos que tiene el profesional, existe la que debe mantener para consigo mismo y está relacionada con la protección de su propio prestigio.
Es fundamental que el facilitador evite involucrarse en los problemas de las personas que acuden en busca de ayuda, tiene que poder dejarlos en el ámbito del consultorio dentro del marco propio del proceso, y no trasladarlos a su vida personal.
“La ética del profesional”:
Los counselors se encuentran habitualmente frente a situaciones que demandan una particular habilidad para la toma de decisiones ética. Es todo un desafío definir el curso de acción adecuado para el afrontamiento de un dilema ético.
A tal efecto, la American Counseling Association (ACA) implentó una guía con los principios rectores para una evaluación ética y un modelo para la toma de estas decisiones específicas, basados en:
Autonomía
No Maleficencia
Beneficencia
Justicia
Fidelidad
Por último, el counselor podrá desde los fundamentos éticos, plantear cuáles son las condiciones mínimas de eticidad necesarias, requeridas a la hora de tomar una decisión responsable, en relación a la orientación que facilitará a su consultante, para acompañarlo a encontrar una resolución a la problemática expuesta, y como punto de partida para la búsqueda permanente de la verdad y con el objetivo de ayudarlo a potenciar su desarrollo personal.
CONCLUSION
La labor del counselor es una tarea minuciosa y compleja que deberá poner de manifiesto una actitud transparente, confiable y segura a la hora del encuentro con el otro. Es necesario que sea capaz de reconocer en sí sus propios dilemas para no teñir con cosas personales la orientación de su consultante. Deberá realizar una exahustiva labor para mejorar al máximo todas sus áreas en conflicto y así poder acompañar la búsqueda de la otra persona hacia su bienestar y crecimiento personal. No deberá dudar en realizar consultas con otros profesionales en el momento que se sienta confundido o desorientado por el caso que está asistiendo, ya que la mayor responsabilidad está siempre comprometida con el que solicita sus servicios profesionales.
martes, 14 de agosto de 2012
La persona del Counselor
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